8.31.2007

Capitulo Diez

1210 Horas, Septiembre 14, 2525 (Calendario Militar)/

Sistema Epilson Eridani, Puerto espacial de Eridanus 2, Nave de carga civil, Laden (numero de registro F-0980W)

“Spartan 117: en posición. Siguiente chequeo a las 0400.” John apago el micrófono, encriptó el mensaje, y lo mando a su repetidor de comunicaciones. Inicio una ráfaga de transmisión segura al Athens, la nave merodeadora de la ONI que estaba en posición a unas cuantas unidades astronómicas de distancia.

El y sus compañeros de equipo escalaron hacia las vigas superiores. En silencio, el equipo ato varias redes de soporte para que pudieran descansar en relativo confort. Debajo de ellos yacían cientos de miles de litros de agua negra, y rodeándolos, dos centímetros de acero inoxidable. Sam modifico el sensor de llenado para que la computadora de reserva no dejara que entrara mas agua al tanque de almacenaje. Las luces en sus cascos invocaban un patrón de líneas que se reflejaban cruzando y entrecruzándose.

El lugar perfecto para ocultarse –de acuerdo al plan, John pensó, y se permitió una pequeña sonrisa de triunfo. Las especificaciones técnicas que la ONI les había dado del Laden mostraba varios compartimientos hidropónicos montados alrededor del sistema de carrusel de la nave –Los masivos tanques de agua usaban gravedad para regar los cultivos que crecían en la nave.

Perfecto.

Ellos habían pasado al único guardia del compartimiento de carga del Laden fácilmente, hacia dentro de la nave y cerca de la vacía sección central. Los tanques de agua cubrirían sus señales térmicas, y bloquearían los sensores de movimiento.

El único elemento de riesgo que entraba en el plan era si la sección central dejaba de girar… las cosas se podrian poner muy feas dentro del tanque, muy rápido. Pero John dudaba que eso pasara.

Kelly instalo un pequeño repetidor de microondas fuera de la escotilla de arriba. Apoyo su computadora portátil en su estomago y la enlazo a la red de la nave. “Esto dentro,” reporto. “No hay AI, ni ninguna encriptación difícil… accesando al sistema ahora.” Presiono en la computadora unas pocas veces mas y activo el software de intrusión –el mejor que ONI podía proveer. Un momento después la computadora parpadeo una luz para indicar éxito.

“Tienen una trayectoria de navegación hacia el cinturón de asteroides. El tiempo estimado de llegada es de diez horas.”

“Buen trabajo,” dijo John. “Equipo: dormiremos en turnos.” Sam, Fred y Linda apagaron sus linternas.

El tanque vibro mientras los motores del Laden se encendían. El agua se inclino mientras aceleraban alejándose de la estación portuaria orbital.

John recordó Eridanus 2 –vagamente recordó que alguna vez había sido su casa. Se pregunto si su vieja escuela, su familia, todavía estaban ahí-

Aplasto su curiosidad. La especulación estaba bien como un fino ejercicio mental, pero la mision era primero. Tenia que estar alerta –o en caso contrario, tratar de dormir para poder estar alerta cuando necesitara estarlo. El Maestre Méndez les había dicho eso miles de veces: “El descanso puede ser una arma tan mortal como una pistola o una granada.”

“Tengo algo,” suspiro Kelly, y le paso la computadora.

Mostraba el manifiesto de carga del Laden. John reviso la lista: agua, harina, leche, jugo de naranja congelado. Rollos para soldar, imanes superconductores para un reactor de fusión… no había mención de armas.

“Me rindo” dijo el. “¿Qué es lo que estoy buscando?”

“Te daré una pista,” respondió Kelly. “El Maestre los fuma.”

John volvió a revisar la lista. Ahí. Cigarros William Dulces. Junto a ellos en el manifiesto estaba una caja de champaña, de la cosecha de Beta Centauri. Filetes rápidamente congelados New York y chocolates suizos. Estos artículos estaban almacenados en un compartimiento seguro. Tenían los mismos códigos de ruta.

“artículos de lujo,” murmuro Kelly. “Apuesto a que esos van a ir directamente para entrega especial al Coronel Watts o a sus oficiales.”

“Buen trabajo,” respondió John. “Marcaremos estos artículos y los seguiremos.”

“No será fácil,” dijo Fred desde la oscuridad. Encendió su linterna y miro a John. “Hay millones de maneras en que esto puede salir mal. Y vamos a entrar sin reconocimiento. No me gusta.”

“Nosotros solo tenemos una ventaja en esta mision,” dijo John. “Los rebeldes nunca han sido infiltrados –se sienten relativamente seguros y no nos estarán esperando. Pero cada segundo extra que estemos ahí… es una oportunidad de que seamos descubiertos. Seguiremos la corazonada de Kelly.”

“¿Tu cuestionando ordenes?” Pregunto Sam a Fred. “¿Tienes miedo?” había un pequeño dejo de reto en su voz.

Fred pensó por un momento. “No,” susurro. “Pero esta no es una mision de entrenamiento. Nuestros objetivos no estarán disparando balas aturdidoras.” Suspiro. “Simplemente no quiero fallar.”

“No vamos a fallar,” le dijo John. “Hemos completado todas las misiones en las que hemos estado antes.”

Eso no era completamente verdad: la mision de aumentación había borrado a la mitad de los Spartans. Ellos no eran invencibles.

Pero John no tenía miedo. Un poco nervioso, tal vez –pero estaba listo.

“Rotaremos los periodos de sueño,” dijo John. “Despiértenme en cuatro horas.”

Se dio la vuelta y rápidamente se adormeció con el sonido del agua en movimiento. Soñó con una pelota de gravedad y una moneda girando en el aire. John la atrapo y grito, “¡Águila!” mientras ganaba nuevamente.

Siempre ganaba.

Kelly empujo el hombro de John y el se despertó instantáneamente, su mano en su rifle de asalto.

“Estamos frenando,” susurro ella, y apunto su luz hacia el agua de abajo. El liquido se inclino unos veinte grados.

“Apaguen las luces,” ordeno John.

Quedaron inmersos en completa oscuridad.

Abrió un poco la escotilla y serpenteo la sonda de fibra óptica –enlazada a su casco- a través de la obertura. No había nadie.

Escalaron hacia fuera y bajaron con una cuerda por la parte de atrás del tanque de diez metros de alto. Se vistieron con sus monos manchados de grasa y se quitaron los cascos. Los trajes negros se veían un poco abultados debajo de las ropas de trabajo, pero el disfraz podía pasar por una rápida inspección. Con sus armas y equipo en bolsas de lona, pasarían como tripulación… a cierta distancia.

Se arrastraron por un corredor desierto y hacia dentro de la bahía de carga. Escucharon un millones de pequeños sonidos metálicos mientras la gravedad hacia efecto en la nave. El Laden debía de estar acoplándose a una estación o asteroide giratorio.

La bahía de carga era una habitación enorme, repleta hasta el techo con barriles y cajas de madera. Había enormes tanques de aceite. Robots elevadores automáticos se escurrían entre las hileras, revisando artículos que podrian haberse aflojado en el transito.

Hubo un enorme clang mientras la abrazadera de acoplamiento tomaba a la nave.

“Los cigarros están por acá,” susurro Kelly. Ella consulto su computadora, luego la volvió a meter en su bolsillo.

Se movían, aferrandose a la sombras. Se detenían cada pocos metros, escuchaban, y se aseguraban que sus campos de fuego estaban vacíos.

Kelly levanto su mano e hizo un puño. Apunto a una escotilla asegurada en el lado de estribor de la bodega.

John señalo a Fred y a Kelly y les hizo un movimiento para que avanzaran. Fred uso su equipo para quitar el seguro y se abrió rápidamente. Entraron y cerraron tras ellos.

John, Sam y Linda esperaron. Hubo un movimiento rápido y los Spartans levantaron sus armas a posición de fuego-

Un robot elevador paso por un pasillo adyacente.

Las masivas puertas de popa de la bodega de carga se abrieron con un silbido. La luz entro a la bodega. Una docena de trabajadores del puerto vestidos en sus monos entraron.

John tomo con más fuerza su MA2B. Un hombre miro hacia el pasillo en el que estaban agachados en las sombras. El se detuvo, hizo una pausa-

John levanto su arma lentamente, sus manos firmes, y apunto al pecho del hombre. “Siempre dispara al centro de la masa” Méndez les había gritado durante el entrenamiento con armas. El hombre se detuvo, estiro su espalda y continuo moviéndose, silbando calladamente para si mismo.

Fred y Kelly regresaron, y Kelly abrió y cerro su mano, con la palma hacia fuera –había colocado el marcador.

John tomo su casco de la bolsa de lona y se lo puso. Envió una señal al marcador de navegación y vio un triangulo azul parpadear una vez en la pantalla de su monitor. Levanto el pulgar a Kelly y se quito el casco.

Guardo su casco y su MA2B y señalo al resto del equipo para que hiciera lo mismo. Casualmente caminaron hacia afuera por la popa del almacén de carga y hacia dentro de la base rebelde.

La bahía de acoplamiento había sido excavada de la roca sólida. El techo se extendía un kilómetro de alto. Brillantes luces arriba iluminaban el lugar efectivamente, se veían como pequeños soles en el cielo. Había cientos de naves estacionadas dentro de la caverna –pequeñas naves sencillas, Corbetas de clase Mako, cargueros, en incluso naves Pelican de descarga, capturadas de la UNSC. Cada nave era sostenida por enormes grúas que viajaban en caminos de rieles. Los rieles se dirigían a una serie de enormes exclusas de aire. Así es como el Laden debe haber entrado.

Había gente por todos lados: trabajadores y hombres en impecables uniformes blancos. El primer instinto de John fue buscar donde cubrirse. Cada uno de ellos era una amenaza en potencia. Deseaba tener un arma en su mano.

El Mantuvo la calma y camino entre estos extraños. Tenia que poner el buen ejemplo para su equipo, si su reciente encuentro con los ODST en el gimnasio del Atlas había sido alguna indicación, sabía que su equipo no interactuaría bien con los nativos.

John se abrió paso entre los trabajadores del puerto y vehículos roboticos llenos de carga y personas vendiendo carne asada en palitos. Camino hacia una serie de puertas dobles instaladas en la parte lejana de la pared de roca, marcada: Regaderas públicas.

Empujo las puertas y entro sin mirar atrás.

El lugar estaba casi vació. Un hombre estaba cantando en la regadera y había dos oficiales rebeldes desvistiéndose cerca del expendedor de toallas.

John condujo a su equipo a la esquina más distante del cuarto de casilleros y se sentó en una de las bancas. Linda se sentó con su espalda hacia el, en deber de vigilancia.

“Hasta ahora todo va bien,” susurro John. “Esta será nuestra posición de retirada si todo se derrumba y quedamos separados.”

Sam asintió. “Muy bien –tenemos una pista de como encontrar al Coronel. ¿Alguien tiene alguna idea de cómo salir de esta roca una vez que lo tomemos? De vuelta al tanque de agua del Laden?”

“Muy lento,” dijo Kelly. “Tenemos que asumir que cuando el Coronel Watts desaparezca, su gente va a estar buscándolo.”

“había un Pelican en el puerto,” dijo John. “Lo tomaremos, Ahora tenemos que idear como operar las grúas y las exclusas de aire.”

Sam levanto su paquete de explosivos. “Yo se la manera justa en como tocar en la puerta de esas exclusas. No se preocupen.”

Sam hacia sonar su pie izquierdo. Solo lo hacia cuando estaba dispuesto a moverse. Las manos de Fred estaban cerradas en puños; podía estar un poco nervioso, pero lo tenía bajo control. Kelly bostezo. Y Linda estaba sentada absolutamente quieta. Estaban listos.

John tomo su casco, se lo puso, y checo el marcador de navegación.

“Orientaron 320,” dijo el. “Esta en moviéndose.” Levanto su equipo. “Y nosotros también.”

Ellos dejaron las regaderas y caminaron por el puerto, pasaron por unas masivas puertas elevadas dentro de la ciudad. Esta parte del asteroide parecía como un canon excavado dentro de la roca; John apenas podía ver el techo sobre su cabeza. Había rascacielos y edificios de apartamentos, fabricas, incluso un pequeño hospital. John se deslizo dentro de un callejón, se puso el casco, y checo el marcador de navegación azul. Se sobreponía sobre un vehiculo de carga que silenciosamente iba calle abajo. Habitares guardias armados montados en la parte de atrás.

Los Spartans lo siguieron desde una distancia discreta.

John comprobaba sus rutas de escape. Demasiada gente, y muchas cosas desconocidas. ¿Estaba la gente de aquí armada? ¿Entrarían en combate si estallaba una pelea? Algunas personas los miraban extrañadamente.

“Dispérsense,” susurro a su equipo. “Parecemos como si fuéramos en un desfile.”

Kelly aumento su paso y se adelanto. Sam se quedo atrás. Fred y Linda se deslizaron hacia la derecha e izquierda.

El vehiculo de carga giro y se hizo paso a través de una calle concurrida. Se detuvo en un edificio. La estructura era de doce pisos de alto, con balcones en cada piso.

John supuso que eran barracas.

Había dos guardias armados en uniformes blancos en la entrada del frente. Los tres hombre en el vehiculo se bajaron y cargaron la caja adentro.

Kelly miro a John. El asintió, dándole la señal de proseguir.

Ella se acerco a los dos guardias, sonriendo. John sabia que su sonrisa no era amistosa. Estaba sonriendo por que finalmente tenia la oportunidad de poner a prueba su entrenamiento.

Kelly saludo con la mano al guardia y jalo la puerta. El le pidió que se detuviera y mostrara su identificación.

Ella dio un paso hacia adentro, tomo su rifle, giro y lo arrastro hacia adentro con ella.

El otro guardia dio un paso hacia atrás y levanto su rifle. John corrió hacia a el por detrás, lo tomo del cuello y lo quebró. Luego arrastro el flácido cuerpo hacia adentro.

La recepción tenía paredes de ladrillo y una puerta de acero con un cerrojo en el cual se debía deslizar una tarjeta. Una cámara de seguridad se balanceaba en el aire sobre la cabeza de Kelly. El guardia al que había arrastrado yacía a sus pies. Estaba ejecutando un programa para romper el seguro usando su computadora.

John saco su MA2B y la cubrió. Fred y Linda entraron y se deshicieron de sus monos. Luengo se pusieron sus cascos.

“La marca de navegación se esta moviendo,” reporto Linda. “Marca 270, elevación diez metros, veinte… treinta y cinco y se detuvo. Diría que esta en el piso mas alto.

Sam entro, jalo la puerta y la cerro tras el, después quebró el seguro. “Todo bien aquí.”

La puerta interior hizo clic. “La puerta esta abierta,” dijo Kelly.

John, Kelly y Sam se quitaron sus monos mientras Fred y Linda los cubrían. John activo los detectores termales y de movimiento en su casco. La retícula brillo mientras levantaba su MA2B.

“Vamos,” dijo John.

Kelly empujo la puerta y la abrió. Linda dio un paso hacia adentro y a la derecha. John entro y tomo la izquierda.

Dos guardias estaban sentados detrás del escritorio de recepción del vestíbulo. Otro hombre, sin uniforme, estaba parado frente al escritorio, esperando ayuda; dos uniformados más estaban parados junto al elevador.

Linda disparo a los tres cerca del escritorio. John elimino a los objetivos junto al elevador.

Cinco balas –cinco cuerpos golpearon el piso.

Fred entro y se encargo de los cuerpos, arrastrándolos detrás del mostrador.

Kelly se movió hacia la escalera, abrió la puerta y dio la señal de todo libre.

El elevador sonó y sus puertas se abrieron. Todos giraron, con los rifles levantados… pero estaba vació. John exhalo, entonces les señalo las escaleras; Kelly tomo la delantera. Sam se quedo atrás. Todos silenciosamente subieron por nueve niveles dobles de escaleras.

Kelly se detuvo en un descanso superior. Apunto al interior del edificio, luego apunto hacia arriba.

John detecto débiles rastros de calor en el doceavo piso. Tenían que elegir una mejor ruta, un camino en el que nadie los esperaría.

John abrió la puerta. Era un vestíbulo vació. Sin objetivos.

Fue hacia el elevador y las abrió por la fuerza. Luego encendió el enfriador de su traje negro para enmascarar su firma termal. Los otros hicieron lo mismo… y desaparecieron de la imagen termal de su visor.

John y Sam escalaron por el cable del elevador. John miro hacia abajo: una caída de treinta metros en la oscuridad. Podría sobrevivir esa caída. Sus huesos no se quebrarían, pero habría daños internos. Y ciertamente comprometería la mision. Apretó su agarre en el cable y no volvió a ver hacia abajo.

Cuando habían escalado los últimos tres pisos, se aferraron a las esquinas cerca de las puertas cerradas del elevador. Kelly y Fred subieron por el cable tras ellos. Ellos se anclaron en las esquinas lejanas para sobreponer sus campos de fuego. Linda fue la última. Ella subió lo mas lejos que pudo, engancho su pie en una abrazadera cruzada y se colgó de cabeza.

John subió tres dedos, dos, luego uno, y entonces el y Sam silenciosamente jalaron las puertas del elevador.

Había cinco guardias parados en la habitación. Usaban armadura corporal ligera, cascos y cargaban rifles de modelo viejo HMG-38. Dos de ellos giraron.

Kelly, Fred y Linda abrieron fuego. Los paneles de madera detrás de los guardias quedaron marcados con agujeros de balas y salpicados de sangre.

El equipo se deslizo dentro de la habitación, moviéndose rápida y silenciosamente. Sam se encargo de las armas de los guardias.

Había dos puertas. Una llevaba al balcón; la otra tenía una mirilla. Kelly checo el balcón, luego susurro en el canal de comunicación de sus cascos: “Este da a un callejón entre edificios. No hay actividad.”

John comprobó el marcador de navegación. El triangulo azul parpadeaba en una posición justo detrás de la otra puerta.

Sam y Fred flanquearon la puerta. John no pudo tener ninguna lectura térmica o de movimiento. Las paredes estaban protegidas. Había demasiado sin saber y tampoco tiempo suficiente.

La situación no era idea. Ellos sabían que había al menos tres hombres dentro –los que habían cargado la caja hasta arriba. Y podría haber más guardias... y para complicar la situación, su objetivo tenia que ser tomado vivo.

John pateo la puerta.

Tomo toda la situación de una mirada. Estaba parado en el umbral de un apartamento lujoso. Había un bar húmedo repleto de estantes de botellas llenas de líquido color ámbar. Una gran cama redonda dominaba la esquina decorada con brillantes sabanas de seda. Las ventanas por todos lados tenían cortinas verdaderamente blancas –el casco de John compenso el brillo automáticamente. Una alfombra roja cubría el piso. La caja con los cigarros y la champaña estaba en el centro de la habitación. Era negra y metálica, sellada fuertemente contra el vació del espacio.

Había tres hombres parados junto a la caja reforzada, y un hombre agachado tras ella. El coronel Robert Watts –su “Paquete.”

John no tenía un disparo limpio. Si fallaba, podía herir al Coronel.

Los tres hombres, sin embargo, no tenían ese problema. Dispararon.

John salto hacia su izquierda. Recibió tres balas en su costado –sacando el aire de su cuerpo. Una bala penetro su traje negro. El la sintió tocar sus costillas y el dolor lo atravesó como una navaja al rojo vivo.

Ignoro la herida y rodó a sus pies. Tenía una clara línea de fuego. Presiono el gatillo una vez –una ráfaga de tres proyectiles golpeo al guardia del centro en la frente.

Sam y Fred dieron un giro alrededor del marco de la puerta, Sam arriba, Fred abajo. Sus armas silenciadas tosieron y el par de guardias restantes cayó.

Watts permanecía detrás de la caja. Blandió su arma. “¡Alto!” grito. “Mis hombres ya vienen. ¿Creen que estoy solo? Todos ustedes están muertos. Arrojen sus armas.”

John se arrastro al bar y se agacho ahí. Hizo que el dolor dentro de su estomago se fuera. Señalo a San y Fred y levanto dos dedos, luego los apunto sobre su cabeza.

Sam y Fred dispararon una ráfaga de balas sobre Watts. El se tiro al piso.

John salto sobre la barra, y cayo sobre su presa. Tomo la pistola y la hizo girar fuera de su mano, rompiendo el pulgar y el índice del hombre. John serpenteo su mano alrededor del cuello de Watts y asfixio al combatiente hombre hasta dejarlo casi inconciente.

Kelly y Linda entraron. Kelly saco una jeringa e inyecto a Watts –suficiente polipseudomorfina para mantenerlo sedado por la mejor parte del día.

Fred fue hacia atrás para cubrir el elevador. Sam entro y se agacho cerca de la ventana, observando la calle abajo para detectar cualquier señal de problemas.

Kelly fue hacia John y quito un poco de su traje. Sus guantes estaban resbaladizos con su sangre. “La bala esta todavía dentro,” dijo ella, y mordió su labio inferior. “Hay mucho sangrado interno. Aguanta.” Saco una pequeña botella de su cinturón e inserto la boquilla dentro del hoyo de la bala. “Esto puede arder un poco.”

La bioespuma de auto sellado lleno la cavidad abdominal de John. También le ardió como si cientos de hormigas se movieran a través de su interior. Ella quito la botella y tapo el hoyo. “Estarás bien por algunas horas” dijo ella, y le ofreció la mano para levantarse.

John se sentía tembloroso, pero lo lograría. La espuma evitaría que se desangrara hasta morir, y atrasaría el shock… al menos por un rato.

“Vehículos acercándose,” anuncio Sam. “Seis hombres entrando al edificio. Dos hombres tomando posición afuera… pero solo en el frente.”

“Metan nuestro paquete dentro de la caja y séllenla,” ordeno John.

Dejo la habitación, tomo su bolsa, y fue hacia el balcón. Aseguro una cuerda y la arrojo hacia abajo los doce niveles hasta el callejón. Bajo haciendo rapel, se tomo un segundo para buscar amenazas en el callejón, luego presiono el botón el micrófono en su cuello una vez –la señal de todo libre.

Kelly hizo un amarre descendente en la caja y la empujo por el balcón. Se deslizo por la cuerda y dio un golpe sordo al detenerse en el fondo.

Un momento después el resto de su equipo se deslizo por la cuerda.

Ellos rápidamente se pusieron sus monos. Sam y Fred cargaban la caja mientras entraban al edifico de junto. Salieron a la calle media cuadra hacia abajo y caminaron rápidamente lo que pudieron de regreso al puerto.

Docenas de hombres uniformados corrían del puerto hacia la ciudad. Ninguno los confronto.

Reentraron en las ahora desiertas regaderas públicas.

“Todos verifiquen sus sellos,” dijo John. “Sam, tu ve a tocar el timbre de la puerta. Encuéntranos en la nave de descarga.”

Sam asintió y corrió afuera del edificio, ambos paquetes de C-12 se balanceaban sobre sus hombros.

John tomo el botón de pánico. Disparo la transmisión en la configuración verde y la aventó dentro de un casillero vació. Si ellos no lograban salir, al menos la flota de la UNSC sabría donde encontrar la base rebelde.

“Tu traje esta roto,” le recordó Kelly a John. “Será mejor que entremos a la nave ahora, antes de que Sam instale sus fuegos artificiales.”

Linda y Fred comprobaron los sellos en la caja y la cargaron hacia fuera. Kelly tomo la delantera y John se quedo atrás.

Abordaron la nave de descarga Pelican y John evaluó su armamento –armadura abollada y carbonizada, un para de viejas, obsoletas ametralladoras de 40mm. Las capsulas de cohetes habían sido removidas. No era lo suficiente para una nave de guerra.

Hubo un resplandor de luz en el lado lejano del puerto. El trueno atravesó la cubierta, y luego el estomago de John.

Mientras John miraba, un enorme hoyo se materializaba en la exclusa provocando una nube de humo de metal destrozado. El negro espacio se asomaba más allá. Con un rugido que lastimaba los oídos, la atmósfera del puerto abruptamente se transformo en un huracán. La gente, las cajas, y los escombros salían disparados por la gran ruptura.

John se movió hacia dentro de la nave de descarga y se preparo para sellar la escotilla principal.

El miro mientras las puertas de emergencia descendían sobre la exclusa rota. Hubo una segunda explosión y la puerta descendiente se detuvo, y luego cayó estrepitosamente en la cubierta, aplastando una nave de transporte ligero.

Detrás de ellos, las grandes puertas de la bahía se cerraron, sellando los puertos fuera de la ciudad. Docenas de trabajadores todavía en el puerto corrían por su vida, pero no lo lograron.

Sam corrió a través del puerto, perfectamente seguro dentro de su traje negro sellado. Entro por la exclusa de emergencia del Pelican.

“La puerta trasera esta abierta,” dijo con una sonrisa.

Kelly inicio los motores. El Pelican se levanto, Maniobro a través del puerto y luego afuera a través del hoyo de la explosión hacia el espacio abierto. Empujo el acelerador al máximo.

Tras ellos, la base insurgente parecía cualquier otra roca en el cinturón de asteroides… pero esta roca estaba dejando escapar atmósfera y empezaba a girar erráticamente.

Después de cinco minutos al máximo poder, Kelly freno los motores un poco. “Llegaremos al punto de extracción en dos horas,” dijo.

“Verifiquen a nuestro prisionero,” dijo John.

Sam abrió la caja. “Los sellos aguantaron. Watts sigue vivo y tiene un pulso firme,” dijo el.

“Bien,” gruño John. Hizo una mueva de dolor mientras el punzante dolor en su costado se incrementaba.

“¿Algo te esta molestando?” pregunto Kelly. “¿Cómo esta la bioespuma?”

“Esta bien,” dijo el sin ni siquiera mirar el hoyo en su costado. “Saldré de esta.”

Sabía que debía sentirse eufórico –pero en lugar de eso simplemente se sentía cansado. Había algo que no podía digerir acerca de la operación. Se pregunto sobre todos los trabajadores del puerto y los civiles que murieron ahí. Ninguno de ellos eran objetivos designados. Y aun así, ¿No eran rebeldes todos en ese asteroide?

Por otro lado, era como el Maestre había dicho –había seguido sus ordenes, completado su mision, y sacado a su gente viva. ¿Qué más quería?

John llevo sus dudas de regreso a la parte profunda de su mente.

“Nada esta mal,” dijo el, y presiono el hombro de Kelly. John sonrió. “¿Que es lo que puede estar mal? Nosotros ganamos.”

5 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

oHey amigo, espero te encuentres bien................

Solo para agradecerte tu trabajo, ha sido un placer comenzar a leer el libro, la historia es muy buena.
Como algunos que te han escrito, tambien termine los 11 capitulos en algunas horas, es atrapante.

Me gustaria mucho ayudarte con la traducción si quieres y puedes mandarlo en un archivo Word o cualquier visor, seria genial.

atte. madseason

14 de septiembre de 2007, 6:57 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias y Felicidades, gran trabajo. Si requieres ayuda para continuar la traducción: dekaza@gmail.com

Saludos!

17 de septiembre de 2007, 11:32 a.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

fito, muevele a los dedos con la traducción...
estamos expectantes para los siguientes capitulos....

suerte y que te acostumbres rapido a la nueva dispocisión de las teclas

atte..
tu amigo Pako

18 de septiembre de 2007, 8:39 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

que onda amigo no es por apurarte pero ya quiero leer mas de halo echale ganas ojala y termines pronto
saludos...

20 de septiembre de 2007, 10:27 a.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias por mostrar la novela de halo en español

21 de octubre de 2007, 8:52 p.m.  

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